miércoles, 13 de agosto de 2008

Libro recomendado: El fin de la infancia

Raramente la literatura de ciencia ficción, género olvidado, es noticia. Por desgracia lo fue este mismo año para enterarnos de la muerte de Arthur Clarke, uno de los grandes de la llamada Edad de Oro de la ciencia ficción. Aunque casi todos le recuerdan por su colaboración con Kubrick en "2001: odisea en el espacio", su labor literaria es imprescindible para todo el que quiera adentrarse en el género.
Pero honrar a un maestro no es el único motivo por el que recomiendo la lectura de "El fin de la infancia", uno de los libros más perturbadores del género...

Esta reseña apareció en OcioJoven:
http://ociojoven.com/article/articleview/984861/El%20fin%20de%20la%20infancia


EL FIN DE LA INFANCIA

Título: El fin de la infancia (1953)
Autor: Arthur C. Clarke
Género: ciencia ficción
Puntuación: 9/10
Arthur C. Clarke era una asignatura pendiente para mí, una asignatura obligada para cualquier amante de la ciencia ficción. Después de terminar esta novela, mi primer acercamiento, puedo decir que "El fin de la infancia" es una de esas novelas que bastan para que un autor sea recordado, una novela que me enganchó de principio a fin.
¿Por qué? Para empezar, porque el autor dosifica muy bien el misterio para que el interés no decaiga en ningún momento. El lector ansía saber más y lo cierto es que no le queda más remedio que seguir leyendo, pues detrás de cada enigma resuelto aparece un enigma aún más indescifrable. Le aconsejo al lector que tenga paciencia porque merece la pena continuar la lectura hasta un final del que sólo voy a adelantarle que no será capaz de imaginarlo. A Clarke le sobra la imaginación y lo demuestra retando al lector a un desafío en el que éste lo tendrá casi imposible para anticiparse.
Además estamos ante un libro que no deja indiferente sino que resulta de lo más inquietante. No es para menos, porque "El fin de la infancia" es la más perfecta y extraña de las utopías, tan perfecta que acaba siendo perturbadora, a medida que parece que los seres humanos han dejado de ser dueños de su destino y ni siquiera saben adónde van. Esa impotencia de la humanidad para decidir resulta angustiosa, a pesar de que sea para su propio bien.
El estilo es bastante ágil y, como ya he comentado, el suspense se mantiene hasta un final desconcertante y terriblemente extraño. Esto mismo puede hacer que resulte excesivo para algunos pero, en fin, también creo que si hay algo destacable en el perfil medio del lector de ciencia ficción es su imaginación.
"El fin de la infancia" es el principio de un camino que ni la humanidad ni el propio lector sabrán adónde conduce hasta el inimaginable final. Sorpresa tras sorpresa, la novela mantiene el suspense como pocas y acaba perturbando como muchas menos aún lo consiguen.

Por estas razones coloco esta novela entre las obras más fascinantes del género y cuya lectura me ha sido más cautivadora. Son razones suficientes para recomendarla al lector. Creo que si éste es suficientemente imaginativo, esta novela no le dejará indiferente.
Por último, sólo me queda decir que lo leí prácticamente en un día...

El ombligo del mundo

Para variar, un microrrelato ligerito, de tema veraniego, como corresponde en estas fechas...


EL OMBLIGO DEL MUNDO


Un cuerpo retorciéndose entre tantos en la arena. Un cuerpo, y un ombligo. Nada más que un ombligo. Un ombligo nada menos, en un vientre de color canela tostada y sabor a sal marina, terso como la piel de un tambor de guerra resonando en sus oídos. ¡Y él no puede acudir a su llamada! Debe permanecer en su lugar, al lado de un vientre más flácido y que él mismo había fecundado, con la madre de sus hijos a la que tanto había querido, tanto había amado, tanto había compartido... ¡Tantos "había"!

Pero a veces el cuerpo de ella, de la otra, se movía. Una rodilla que se levanta. Unas piernas que se abren para él. Un movimiento cualquiera para recuperar su atención y escuchar de nuevo la llamada. Empezaba por los párpados cerrados y los labios invitándole sin decir palabra. Luego, el largo cuello retorcido. Resbalaba por medio de un bikini y, al final del liso tobogán de su vientre, caía en su ombligo. De aquel sumidero del espíritu no se puede escapar, es inútil. ¿Qué edad tendría? ¿Veinte? ¿Dieciocho? ¿Menos que dieciocho...? ¿Cómo puede una mujer adueñarse de los espíritus de los hombres cuando le queda tanto que aprender de la vida?

-¿Me escuchas?

Pero no, no estaba escuchando a la que antes era su amor y ahora es la madre de sus hijos. En su cabeza, abrasada por el Sol, suena la violenta melodía de un oboe árabe y al fondo un tambor. Siente mareos y un ligero espasmo en los dedos.

-¡Debería darte vergüenza!

-¡No seas tonta!

Intenta abrazarla pero le esquiva y se marcha. Todos se marchan, aunque los niños no entienden por qué y protestan. Ya en el coche, se repite que hay que darle otros cinco años más de vida a su matrimonio, pero no se hablan más que lo imprescindible. Luego se reconcilian y esa misma noche toca el ombligo de ella pero está frío. No sabe a la sal del mar. No siente la extraña emoción desde sus dedos hasta la garganta.

No oye el redoble del tambor.
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