CONTACTOS EN LA FASE ORAL
A pesar de todos sus defectos de seguridad y conexión intragaláctica, el nuevo Windows Apocalyptus Millenium ofrecía al usuario una interfaz atractiva y dinámica. Como pequeños planetas orbitando alrededor de su estrella, las carpetas de archivos giraban en la pantalla táctil alrededor del icono de Microsoft hasta que Juan atrapó la carpeta deseada con el dedo. Todo el mundo había dejado ya la oficina pero él quería enseñar a sus compañeros lo que le había llegado por correo desde el departamento de subcontratas.
-A ver qué es eso que tenías que enseñarnos -dijo Gonzalo.
-Seguro que es una guarrada. Como si no os conociera -dijo Ana, que no entendía cómo a los tíos podía gustarles la microzoofilia o el porno sado-tanático. Ella, más puritana, no pasaba de las típicas orgías light que uno podía ver en la televisión pública por las tardes.
-¿Habéis visto sexo entre aliens...? -les preguntó Juan con voz retadora.
-¡Joder, no digas que te gustan esas porquerías exofílicas!
-Vais a flipar... ¿Sabéis lo que son los esquilds?
Los esquilds no resultaban agradables de ver, al menos según los cánones de belleza humanos. Originarios de la galaxia de Andrómeda y muy inteligentes, su constitución antropoide no evitaba que su piel flácida y rugosa, con zonas de diferentes tonalidades superpuestas como las costras de un leproso, repugnase a los humanos. Los ojos inmensos y las bocas que eran rendijas minúsculas que casi nunca se abrían no ayudaban tampoco.
-¡Qué horrorosos son! -opinó Ana mientras observaban una pareja en la pantalla panorámica del ordenador. Las imágenes eran a tamaño casi natural.
Ambos seres se observaron antes de comenzar el acercamiento con cierta timidez. El peculiar compás ternario de su respiración -una inspiración y dos espiraciones, como un vals respiratorio- se fue acelerando con la cercanía y la excitación creciente: no eran tan diferentes los alienígenas después de todo y, de hecho, los esquidils tenían dos sexos como los seres humanos. El esquidil macho se diferenciaba de la hembra por una cresta en la parte posterior de la cabeza.
Poco a poco, macho y hembra aproximaron sus cabezas hasta que el macho pudo respirar el potente aroma que liberaban las feromonas sexuales de la hembra. Fue entonces que las bocas se abrieron y se ensancharon hasta ser dos círculos casi perfectos de un palmo de diámetro.
-Por Darth Vader, no me digáis que van a hacer lo que estoy pensando... -dijo Ana.
Ana hizo una mueca de desagrado cuando de los bordes de ambas bocas surgieron por decenas pequeños cilios que se agitaban como latiguillos. Cuando las bocas se juntaron, los cilios del macho se enroscaron alrededor de los de la hembra, sellándose las bocas como si estuvieran cosidas.
Temblaban de pura excitación pero la hembra tembló aún más cuando la cabeza de su compañero empezó a agitarse. Pronto se hincharon los carrillos del macho como los de una rana a medida que su cavidad bucal se llenaba de líquido seminal. Retuvo el semen cuanto pudo, hasta que por fin se sintió tan lleno que lo dejó fluir de su boca a la de su amada, hinchándose ahora también los carrillos de ella. A pesar de la fuerza con que los cilicios estaban enroscados, parte del líquido seminal escapaba, formando gotas primero y luego hilillos del viscoso fluido seminal.
-¡Por los mismísimos Jedi, le está echando "la pota" en la boca!
Ana estaba espantada pero sus compañeros parecían divertidos. En cualquier caso, los tres parecían impresionados.
Pero la hembra absorbió con su genitófago la mayor parte del semen, completando el proceso reproductivo, y por fin se desinflaron los enrojecidos buches de los alienígenas. Todavía permanecieron un par de minutos con las bocas juntas, disfrutando del climax y de la intimidad del momento después. Al desenroscarse los cilicios y separarse las bocas, cayeron al suelo los restos de líquido seminal que quedaban, viscosos y del color del agua sucia...
-¡Santo Skywalker, qué horror!
Había sido demasiado para Ana y se tapó la boca con las manos, reprimiendo las arcadas mientras sus compañeros se partían de risa.
-¿Os ha gustado? Pues el otro día me pasaron un vídeo interracial: una humana jugando con un falocéfalo de Orion...
-¡Tío, tú eres un exofílico! ¡Tienes un problema! -dijo Gonzalo entre risas.
Sí, la verdad es que Juan se excitaba con estas cosas. Claro que era una fantasía y no se habría atrevido a probar el sexo alienígena pero es un tema sobradamente estudiado que las especies sexuadas tienden a la degeneración moral...
Pese a que humanos y esquidils fueran tan diferentes, no había tanta diferencia entre las computadoras de ambos. Si acaso lo más importante es que los esquidils tenían un sistema numérico basado en el once y no en el diez por sus manos de cinco y seis dedos. Pero la curiosidad entre ambas especies era recíproca. Ambos esquidils hablaban en aquel momento precisamente de los seres humanos, comunicándose con un murmullo ininteligible para nuestra especie que intentaré traducir lo mejor que pueda.
-¡Has visto qué asquerosidad! -dijo uno de ellos, viendo el holovídeo de reproducción humana.
-¿Cómo dices que se llaman esos filamentos que les brotan de la piel?
-Son pelos o cabellos.
-Aggh, qué repugnante. ¡Y tienen los genitales entre las piernas! ¿Has visto qué forma tan grosera de aparearse, frotándose los genitales peludos? –apenas podía soportarlo-. ¡Con lo hermoso que es regurgitar tu líquido seminal en la boca de tu compañera mientras un delicioso cosquilleo te recorre desde la garganta hasta el intestino...!
2 comentarios:
Me dejas de nuevo sin palabras, menuda explosión de imaginación..quien sabe si de verdad en un futuro el sr.Gates se le encienda la bombilla igual q a tí con el lanzamiento de ese nuevo windows...relato entretenido y creativo cargado de una imaginación con gran dosis de sentido del humor ( comentarios alusivos a la pelicula de star wars),de muy facil lectura y comprensible ( es facil de imaginar esas situaciones)... si, creo q esta sería mi descripción...la composición como casi siempre perfecta...me he reido bastante.Felicidades,un petó.
Gracias, Luci. El tema del relato era un poco arriesgado, así que me gusta saber que no te ha resultado demasiado bizarro. Tu comentario me anima mucho.
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