jueves, 7 de mayo de 2009

El sueño de la ministra

Con la más que comentada polémica de la SGAE he querido escribir sobre el tema ciertamente relacionado de nuestro cine. Nadie sabe bien cuál es el problema del cine español, o todos lo sabemos pero no nos ponemos de acuerdo... Tampoco aspiro a resolverlo y no busco otra cosa que entretenerles.
Agradeceré sus comentarios como siempre.


EL SUEÑO DE LA MINISTRA

La crítica de Nueva York se había rendido sin dificultad y la consideraba la obra cumbre de Almodóvar. Antes había barrido premios en los festivales europeos desde Cannes hasta Mejorana del Campo. Aquella conmovedora historia de amor entre dos guardias civiles, hijos de familia franquista y republicana, se había metido en el bolsillo a la crítica europea, que no dudaba en compararla con el Bergman más maduro. Para la mafía gay de San Francisco era simplemente una obra de culto.

Pero la ministra se aburría. Peor aún, los párpados se le cerraban. Una y otra vez, se llevaba la mano a la boca con la mayor discreción posible y ahogaba un bostezo. ¡Era tan duro a veces ser Ministra de Cultura! Ella hubiera querido que la invitaran a la cuarta entrega de Piratas del Caribe y allí estaba, salvando el cine y la cultura patrias. A su lado sonreía el mismo Almodóvar, ya con el cabello blanco pero tan jovial en el fondo como cuando sujetaba una pancarta en tiempos pasados. Atrás rondaban los periodistas con sus cámaras, observando el menor de sus gestos, que no la película. La ministra, como política que era, podía sentir a los periodistas sin verlos, ansiosos de una exclusiva, si bien intuía que estaban no menos aburridos que ella.
Se llevó la mano a la boca y calló un suspiro sin siquiera poder mirar el reloj. No comprendía muy bien el argumento de la película, así que era una suerte que hubiera leído antes una sinopsis. Ya no podía quedar mucho porque era la escena donde la película alcanzaba su clímax. Juan, un maduro guardia civil interpretado por Javier Bardem, hijo de un oficial republicano, confesaba al fin su amor por Paco, hijo de un oficial franquista, interpretado por Antonio Banderas. Para hacer más difícil su decisión, Juan había sido seducido por una folclórica sevillana que bailaba para los guiris interpretada por Penélope Cruz.
Al fondo sonaba una conocida canción de Perales.

EL AMOR
ES UNA GOTA DE AGUA EN UN CRISTAL
ES UN PASEO LARGO SIN HABLAR
ES UNA FRUTA PARA DOS

Sí, la canción era hermosa pero tan relajante... La ministra sintió que la clara voz de Perales la arrastraba al palacio de Morfeo como un canto de sirena. Pero no, debía ser fuerte. Se pellizcó con disimulo el brazo.

Los ojos de Bardem y Banderas alumbraban la sala de cine con su amor cuando, Con voz queda, Bardem confesaba lo que le quemaba el alma:
-Paco, yo tengo algo que no me puedo callarme por más tiempo porque me duele en el mismo alma. Yo te quiero...
-Eso no puede ser, Juan, tú sabes que no puede ser... Nuestras familias lucharon en bandos diferentes.

EL AMOR
ES UN ESPACIO DONDE NO HAY LUGAR
PARA OTRA COSA QUE NO SEA AMAR
ES ALGO ENTRE TÚ Y YO

Había llegado el momento cumbre, que bien podía valerle a Javier Bardem el tercer oscar a mejor actor principal, el momento en que Juan descubría su amor al mundo.
-Paco, yo te quiero, y cuando dos hombres se quieren ni siquiera el Generalísimo puede separarlos.

EL AMOR ES LLORAR
CUANDO NOS DICE ADIÓS,
EL AMOR ES SOÑAR
OYENDO UNA CANCIÓN,
EL AMOR ES BESAR
PONIENDO EL CORAZÓN

¡Y vaya que sí se besaron poniendo el corazón! No con un beso en la mejilla, ni siquiera un “piquito”. Fue un beso de los de antes, de aquellos con los que Humphry Bogart o Clark Gable daban color al cine y sorbían el alma a hermosas mujeres que se derretían entre sus brazos. Mostachos que se frotaban, tricornios rozándose... ¡Cuántas sutiles metáforas para describir los sentimientos más íntimos entre dos hombres!

EL AMOR ES PARAR
EL TIEMPO EN UN RELOJ,
ES BUSCAR UN LUGAR
DONDE ESCUCHAR TU VOZ

¡Aquello era demasiado para la buena ministra! Se tomó un pequeño descanso. Durante apenas cuatro o cinco segundos cerró los ojos. El instante le pareció una eternidad, una pequeña dosis de droga para superar un momento realmente difícil de la vida. Le supo a gloria y bien podía repetir la experiencia. Dejó en libertad otra vez los párpados y éstos cayeron solos. La música de Perales la embriagó como morfina.

EL AMOR ES CREAR
UN MUNDO ENTRE LOS DOS,
ES PERDONARME TÚ
Y COMPRENDERTE YO...

-¡Ejem...!
Como no bastaran los carraspeos, el secretario de la ministra tuvo que despertarla con un codazo no tan discreto como hubiera querido. La pobre mujer abrió los ojos. Estaban bajando ya los créditos pero la alegría le duró poco cuando comprendió el tremendo error que había cometido. Con la mayor diplomacia se dirigió a Almodóvar:
-Es increíble la enorme sensibilidad de tus películas, Pedro...
-Sí, claro...
Pero, a pesar de su sonrisa, bien la hubiera fulminado Pedro Almodóvar con los ojos. ¡Qué duro era esto de la política! Nuestra ministra se supo caída en desgracia en aquel instante. Las portadas de los diarios del día siguiente con su rostro dormido y la cabeza echada sobre el hombro de un más que incómodo Almodóvar no la sorprendieron porque apenas una hora antes el presidente la había destituido por SMS. ¡Tantos desvelos por salvar la cultura nacional y la recompensaban así!
¡Qué ingrata puede ser la política!

3 comentarios:

solselenia dijo...

Ya dijo Cervantes que "el hambre agudiza en ingenio". Cuando se tiene el estómago lleno, el bolsillo bien repleto de facilonas subvenciones y unico objetivo es el ensalce a ultranza de la mano que les da de comer, el resultado no es "arte" sino mera propaganda política. Lo malo es que la gente no está dispuesta a pagar por ver "bodrios". Este es el "problema" del cine español. Pero eso lo sabes tu tan bien como yo, aunque, muy discretamente, dices ignorar.

Anónimo dijo...

Yo creo que los problemas del cine español son que las películas ponen a parir a la mitad de la población (todos los que no son de izquierdas), pierden público.
No puedes ir con niños pequeños, ya que aunque sea con calzador, te pondrán una escena de cama, pierden público.
Es un drama de alguien de clase obrera, que te termina deprimiendo cuando al cine, la gente quiere ir a divertirse, pierden público.
Saludossssss

Andronicus dijo...

Habrá que preguntarse por qué Gran Torino arrasó en España. Tantos años copiando a los americanos y cuando el cine español lo intenta, hace Ágora, que parece que va a ser un pastelote. Aunque esperaré a verla para emitir el veredicto final.

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